miércoles, 22 de agosto de 2007

pequeña noche de insomnio


Sueño que sueño, y que me despierto y sigo soñando que sueño y que a mitad de mi sueño -cómo le pasó a José Arcadio- alguien me toca el hombro y ahora no sé si duermo o estoy despierto, ya no sé si el Prudencio Aguilar que me tocó es mi amigo o mi rival de juego, no sé si estoy amando o si mi odio se ha acrecentado hasta reunir todo mi rencor y consumirme en el fuego satírico de la creación.

Sueño que soñé, que dormí soñando, que una pesadilla se convirtió en mi más hermoso sueño, que la noche llegaba y me entregaba a ella en el más profundo sueño con mis alas rotas y mi cuerpo derruido.

Sueño que soñaba que veía algo en medio de una caja idiota, una caja que desdibujaba la realidad de mi sueño y lo volvía irreverente y solemne a una vez, un estúpido recuadro que no me permitía distinguir entre el Gregorio Samsa que soy y aquél que fui, no sé si se trataba de un monstruo o de un simple alebrije de risa.

Sueño que soñaré que escribo... que mis manos se dejan llevar por el teclado/pluma, que mis sueños se derramaran en papel y mi tinta se convertirá en memoria, memoria absurda de un sueño que no llega en una terrible noche de insomnio.

Sueño que soñaría que mi risa se derramaría en una lágrima y caería por tus ojos, si tan sólo te dejaras llevar por mis sueños que considerarías inútiles por no soñar que entre tanto ensueño te soñaría.

No hay comentarios: